Las ceremonias presenciales se realizaron en las Parroquias Nuestra Señora de Los Ángeles en Las Condes y Santo Domingo en Ñuñoa, así como en la Comunidad de los Heraldos del Evangelio en Peñalolén. En cada celebración la alegría de los consagrados y sus familias se dejaba notar por la fe y una profunda devoción.