En medio de un ambiente pleno de contemplación y reflexión sobre el sacrificio supremo realizado por la redención de la humanidad, los Heraldos del Evangelio celebraron junto a las comunidades de Santo Domingo de Guzmán y San Bruno, la liturgia de la Pasión del Señor, el Vía Crucis y la Resurrección del Señor.
Desde la entrada triunfal a Jerusalén el Domingo de Ramos hasta la Resurrección del Señor, se realizó una profunda peregrinación espiritual en la que se hizo patente la fe.
Verdaderamente ha resucitado el Senor. Aleluya, Aleluya.










